miércoles, 18 de abril de 2012

Domingos




Con el tiempo, nuestros paseos de domingo se hicieron imprescindibles…
Creo que, al vivir en una isla, son la salida que encontraron nuestras “almas viajeras” para volar…
Además Ibiza es tan bella y tan múltiple, para lo pequeñita que es, que nos llena el alma con su luz, sus colores, olores y texturas.
Después de un bocadillo en Santa Gertrudis, un café  en San Carlos, nos vamos cada domingo sin rumbo por ahí.


En invierno el campo tan verde contrastando con la tierra roja, el cielo azul, los almendros en flor; olor a pino, romero y tomillo.
Luego, la primavera como una explosión de colores, flores y más olores…
Es apasionante mirar los campos polvoreados de amapolas rojas y margaritas.
El cielo de abril con sus nubes blanco-algodón, alguna tormenta perdida, el primer baño para los atrevidos, largos paseos… el azul  profundo...mediterráneo.
Y así, con el alma recargada, volvemos a casa llenos de sol y luz, como si lejos hubiéramos ido…




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